MEDITACIÓN
XXIV
(24 DE ENERO)
Sobre el ejemplo de la multitud.
Punto 1°.- Fácilmente nos tranquilizamos con el ejemplo
de la multitud. Es este un torrente que nos arrebata: creémonos autorizados a seguir el camino del mayor número; se teme
parecer singular, se mira la conducta ordinaria de los hombres como un ejemplo
que nos justifica, y olvidamos esta máxima tan verdadera y tan razonable: Que
para conducirse bien no debe seguirse el camino más frecuentado, sino el más
seguro: Non quá itur, se quá cundum
est.
Punto 2°.- Este ejemplo de la multitud que os
tranquiliza debe más bien alarmaros; puesto que Jesucristo nos da la conducta de esta multitud como una señal infalible
de reprobación; puesto que nos advierte, que el mayor número camina por la vía
ancha y espaciosa que conduce al infierno: de donde se sigue, que es preciso tener una virtud singular y
llevar una vida enteramente diferente de la del mundo para salvarse.
AFECTOS Y
SUPLICAS
Dios mío,
yo creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os amo,
redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi arrepentimiento.
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