MEDITACIÓN
XI
(11 DE ENERO)
Sobre la obligación de llevar su cruz.
Punto 1°.- Todo
cristiano está obligado a llevar su cruz. Si alguno quiere venir en pos de mí,
decía el Salvador hablando a todos, lleve
su cruz. Tollat crucem suam. ¿Y
cuál es esa cruz que estamos obligados a llevar? Hay de muchos modos porque en la Escritura el término de cruz equivale
al de pena y sufrimiento. Debemos pues llevar 1° las cruces de nuestro
estado, pues no hay ninguno que este exento de ellas, 2° las cruces que Dios
nos envía, como las enfermedades, las aflicciones, las perdidas sensibles y
dolorosas, 3° las cruces que nos vienen por parte de los hombres, sus
contradicciones, su malicia, sus intrigas, su perfidia; 4° finalmente, las
cruces que nos impongamos nosotros mismos por la mortificación de nuestros
sentidos.
Todas estas
cruces cuando las llevamos con sumisión nos unen a nuestro Dios crucificado que
es el único que puede hacerlas por su gracia, de un precio y de un mérito
infinito.
Punto 2°.- Está
obligado a llevar su cruz todos los días. Tollat crcem suam quotidie:
porque no hay día en que no deba
dominarse, sujetarse y mortificarse para observar la Ley de Dios; no hay día en
que no esté obligado a hacer mil sacrificios penosos a la naturaleza y al amor
propio que le hacen semejante a Jesús crucificado. ¿Qué pensaréis vos, oh
Dios mío, de esos días de placeres y de diversiones en que el hombre no se
ocupa sino de satisfacer sus pasiones o sus caprichos? ¿Qué será de una vida abandonada a la ociosidad o a los goces profanos
del siglo? ¿Puede esperarse con una
vida semejante, cumplir con la obligación de llevar su cruz? ¿Y podrá ella
darnos el menor rasgo de semejanza con Jesucristo?
AFECTOS Y
SUPLICAS
Venid a mi
socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la mortificación, la
avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la tibieza con la devoción.
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