jueves, 14 de enero de 2016

MEDITACIÓN XIV (14 DE ENERO)

MEDITACIÓN XIV
(14 DE ENERO)  
Sobre la impaciencia.



Punto1°.- La impaciencia es perniciosa, 1° por las faltas que nos hace cometer. No se trata aquí de esos primeros movimientos que la viveza de la sangre nos hace sentir a pesar nuestro, pues estos son restos desgraciados del pecado de nuestro origen que no podemos destruir y que estamos obligados a combatir y a reprimir; tratase de esa impaciencia libre y consentida que turba la serenidad de nuestra alma y que produce palabras duras, amenazas, arrebatos, y algunas veces juramentos y blasfemias. Considerad la multitud innumerable de faltas contra la caridad y contra la humildad que os hace cometer todos los días un vicio que parece ligero, al cual se entrega uno sin remordimiento, del cual se confiesa sin dolor y quedaréis espantado.

 Punto 2°.- Por las ventajas que nos hace perder. No siempre está vinculada la salvación a grandes sacrificios, pues las ocasiones de estos son raras: depende sí, de nuestra fidelidad en cumplir nuestros deberes, en sufrir con paciencia, y si es posible, con alegría, las contrariedades y las penas diarias que se encuentran en todos los estados, las faltas y negligencias de aquellos que nos sirven, la lentitud  y los retardos de aquellos que afligen la naturaleza en lo que desea con más ardor. He aquí lo que debe llenar ese tesoro de méritos que Jesucristo nos exhorta a reunir para la eternidad, y he aquí lo que la impaciencia nos hace perder.

AFECTOS Y SUPLICAS.

Señor, enséñame una vez más a entender que las respuestas instantáneas no siempre son los caminos del cielo para hacer las cosas. Ayúdame a aprender a ser paciente, y no impetuoso ante la adversidad, a serenarme y pensar con claridad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario