viernes, 8 de enero de 2016

MEDITACIÓN VIII (8 DE ENERO)

MEDITACIÓN VIII
(8 DE ENERO)
Sobre la extensión del precepto del amor al prójimo.



Punto 1°.- Este precepto es inmenso en su extensión: pues se extiende a todos los hombres sin excepción. Todo hombre es creado a imagen de Dios; y si amamos a Dios debemos amar y respetar su imagen por todas partes donde se encuentre, sin miramiento ninguno ni a la diferencia de estados ni condiciones, pues los grandes y el pueblo, los ricos y los pobres son todos hermanos en Jesucristo, y deben estar unidos por los mismos lazos de caridad y de amor; ni las diferencias de las naciones pues no hay en Jesucristo ni judío, ni gentil, ni griego, ni bárbaro: todo el género humano no compone más que una sola familia de la cuál Dios es el Padre, el jefe y el soberano: en orden a la Caridad, ni a la diferencia de las religiones; el samaritano caritativo tiene compasión de un desgraciado judío cubierto de heridas, aunque profese una religión diferente, y ése samaritano se nos propone como un modelo.  

Punto 2°.- El amor al prójimo debe ser arreglado en sus efectos. Ningún hombre está excluido de nuestra caridad, mas hay algunos a quienes debemos preferir en el ejercicio de esta virtud, por ejemplo, los que están unidos a nosotros por los lazos de la sangre; los que nos sirven y trabajan por nosotros; aquellos cuyas necesidades son más extremas y sus males más urgentes y deplorables, tienen derechos más particulares sobre los efectos de ése amor universal.

AFECTOS Y SUPLICAS


Es necesario el orden y la regla en todo, feliz el que puede decir como la Esposa de los Cánticos: el Seños es quien me ordena y me conduce hasta en mis obras de misericordia y de caridad Ordinavit in me charitatem. 

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