domingo, 10 de enero de 2016

MEDITACIÓN X (10 DE ENERO)

MEDITACIÓN X
(10 DE ENERO)

Sobre la renuncia de sí mismo.



Punto 1°.- ¿Qué cosa es renunciarse a sí mismo? Es estar dispuesto a dejarlo todo, a perder, a sacrificar y a sufrirlo todo, antes de cometer el menor pecado. Renunciarse a sí mismo, es someter todas sus pasiones al imperio de la religión (católica) y del deber: nos renunciamos a nosotros mismos cuando nos sujetamos y mortificamos el amor propio y sus inclinaciones naturales por observar las leyes de Dios. Esta renuncia se refiere a todo lo que puede ofender a Dios; influye en todo lo que hacemos por agradarle, encierra ese sacrificio entero de nosotros mismos, esa preferencia absoluta que debemos a nuestro Creador: este es el compendio del Evangelio, el principio y fundamento de toda la moral de Jesucristo.  

Punto 2°.- ¿Está obligado todo cristiano a renunciarse a sí mismo? Sin duda que sí, pues Jesucristo lo dijo en términos expresos: Si alguno quiere venir en pos de mí, renúnciese a sí mismo. Y a fin de que no se creyese que éste precepto riguroso sólo se dirigía a personas privilegiadas a quienes la santidad de su estado obliga a elevarse a una perfección extraordinaria, San Lucas tiene cuidado de hacernos observar que lo decía a todos sin excepción: Dicebat ad omnes (Luc. 9:23). Seáis rico o pobre, estéis en el trono o en el polvo, es preciso que os renunciéis a vos mismo si queréis ser un verdadero cristiano. Sin esta renuncia preferiréis siempre vuestra propia gloria, vuestra propia voluntad y vuestra propia satisfacción a la del Soberano Dueño: el dispensar a un solo hombre de esta obligación sería dispensarle de amar a Dios, sería dispensarle de ser cristiano

AFECTOS Y SUPLICAS   


Llenad mi corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario