domingo, 17 de enero de 2016

MEDITACIÓN XVIII (18 DE ENERO)

MEDITACIÓN XVIII
(18 DE ENERO)
Sobre las riquezas



Punto1°.-Podemos santificarnos en medio de la opulencia, 1° Por el despego de las riquezas: no estamos obligados a despojarnos realmente de ellas para obrar nuestra salvación, pues esta renuncia exterior es un consejo de perfección, más la renuncia interior es de precepto. Sí, todo cristiano está estrechamente obligado a estar dispuesto a perder y sacrificar todos sus bienes antes que violar la ley de Dios en esta disposición verdadera, sincera y habitual y perseverante es en la que consiste el despego de las riquezas sin el cual no puede salvarse; aún no os es permitido dividir vuestro corazón y vuestros sentimientos entre Dios y las riquezas. No podréis, dice el Señor, servir a dos amos a la vez: es preciso optar entre uno y otro; ser todo de Dios o todo de las riquezas: ¿A quién daréis preferencia?  

Punto 2°.- 2° Por el buen uso de las riquezas. No sois mas que el depositario y el ecónomo de vuestras riquezas y no sois dueño de emplearlas en todos los usos inútiles o desarreglados que el capricho es capaz de sugeriros: el uso que hagáis el uso que  hagáis de ellas debe siempre ser conforme a las reglas de la justicia, de la caridad y de la templanza cristiana. 1° De la justicia, para dar a cada uno lo que es debido, 2° De la Caridad, para aliviar a los pobres, 3° De la templanza cristiana, para limitarse a lo puro necesario sin hacer ninguna clase de gastos mas allá de las exigencias indispensables de su estado:  ¡Cuántas reflexiones hay que hacer sobre estas máximas! ¡Cuántas razones hay para tener y temblar por la salvación de los ricos!

AFECTOS Y SUPLICAS    

Toma mi Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Tí, Señor, lo torno; todo es tuyo; dispón de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me basta.


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