NATURALEZA, CAUSA Y FRUTOS DEL PROGRESISMO
1. ¿Qué es el progresismo?
No es difícil dar una idea sobre el
progresismo. El progresismo es:
a) El conjunto de
muchas ideas con nombres nuevos
y extraños, entre otras cosas: secularización, desmitificación, desacralización,
oposición global, ateísmo...
b) Con fundamentos en
escuelas filosóficas que rechazan en cierto modo a Dios..., como el Kantismo y
Hegelianismo, padres del agnosticismo, inmanentismo y evolucionismo.
c) En unión con los
movimientos sociales y políticos que rechazan a Dios…, marxismo.
d) Fruto: como
tremenda oleada, ahogan la fe de muchos hombres de nuestro tiempo.
He aquí, pues, definido el progresismo, sus raíces o soportes
filosóficos y políticos y sus frutos: la muerte de la fe y la negación de Dios,
es decir, el ateísmo.
2. Explicación gráfica.
A pesar de que este
tratado se dirige al pueblo, que no entiende de palabras raras, como pronto oirá hablar de ellas, intentaremos dar la idea sobre el progresismo con la explicación
más sencilla posible:
1.
El progresismo se asienta sobre escuelas filosóficas que rechazan a
Dios,
o sea sobre un conjunto de doctrinas más o menos ateas.
2. Entre estas
doctrinas que rechazan la idea religiosa católica están de moda, y han
engendrado el modernismo y progresismo, las de Kant y Hegel, autores alemanes
que vivieron hace dos siglos.
a) Kant nadó en 1724 y murió en 1804. Su
obra más famosa es la Crítica de la razón pura.
Según él:
i.- La razón no puede
demostrar la existencia de Dios. Sólo se puede pensar acerca de él, y esto en
lo íntimo del sujeto.
ii.- Niega la posibilidad de la religión revelada.
iii.- Su doctrina se llama inmanentismo o
subjetivismo y es un sostén filosófico de los modernistas progresistas.
b) Hegel nació en 1770 y murió en 1831. Su
obra más conocida es Fenomenología del espíritu.
Según él, que sigue en la
línea subjetivista de Kant:
1)
La religión se convierte en un asunto individual o subjetivo.
2)
Dios no es distinto personalmente del hombre y del mundo.
3)
La revelación y la religión no están ligadas a verdades fijas o a dogmas
inmutables sino que se transforman, según las fases del sentimiento y la
conciencia religiosa, con lo cual creó la doctrina del evolucionismo.
IMPORTANTE: Las
doctrinas de estos dos alemanes, Kant y Hegel, constituyen el bagaje y el fondo doctrinal de
todos los errores progresistas.
3. Las tres raíces del
progresismo.
Las raíces del progresismo son:
a)
El agnosticismo.
Esta palabra, extraña
para el oído de nuestro pueblo, viene del griego y quiere decir no conocimiento.
Es
la tendencia a limitar la posibilidad o
capacidad de conocer la verdad, en orden a Dios.
Según el agnosticismo
solamente podemos conocer lo que se palpa de las cosas, y corno a Dios no lo
podemos ver o palpar, no lo podemos conocer. Dicen que tenemos la idea de Dios,
pero no la podemos comprobar, pues no creen en la revelación divina.
b)
El inmanentismo.
Esta palabra difícil
y desconocida para al pueblo representa un sistema de pensar
filosófico-religioso, que afirma que las realidades espirituales, como Dios, la
revelación, etc., no existen fuera del sujeto que las piensa, algo así como si
no tuvieran ninguna realidad fuera de la conciencia de la persona.
Sí
existe Dios, la, religión... pero solamente dentro de uno.
c)
El evolucionismo.
Esta palabra es más
oída y conocida por el pueblo, pero generalmente hace referencia al transformismo
del naturalista Darwin, según el cual, los seres vivientes son resultado de una
transformación progresiva de la materia y formas anteriores.
No se trata ahora de
aquél. El evolucionismo religioso progresista
es el de los que afirman que las verdades religiosas, por ejemplo: la Trinidad,
Dios, Jesús, no son eternas e inmutables, sino que cambian de acuerdo con
la evolución o desarrollo de la Historia de la Salvación, tal como se presenta en
la Biblia.
4. Los frutos del progresismo.
Ateniéndonos a las
consecuencias señaladas por el Magisterio de la Iglesia y a las más comunes
entre nosotros, señalamos la figura del árbol con diez frutos, porque diez, en
el lenguaje del Apocalipsis, es símbolo del poder mundano, poder que estamos
comprobando en 'la prensa que los apoya, en el dinero de que hacen derroche y
en su capacidad de captación proselitista entre el mundo, demonio y carne.
Helos aquí en un desfile de error y de mal:
a)
Antropocentristmo.
Es la tendencia a colocar al hombre en lugar de
Dios y a cambiar la actitud de obediencia y humildad ante Dios, revelada a
través de la Biblia, por una autonomía que no sólo reclama su lugar de hijo de
Dios, sino que proclama su independencia frente a Dios y nos recuerda el no serviré del ángel del mal.
El antropocentrismo es la subversión del orden establecido por Dios.
b)
Desacralismo.
Palabra con doble
sentido. Uno aceptable, el de quitar el significado sagrado que algunos
atribuyen a cosas materiales, corno amuletos, horóscopos, buenaventura... Y
otro sentido, fruto del progresismo, por el cual se tiende a substituir todo lo sobrenatural o sagrado, como persona
del sacerdote, días de fiesta, lugares de culto, peregrinaciones...
El desacralismo es el combate emprendido para borrar las
ideas, la vida y signos religiosos del mundo para lograr la muerte de Dios.
c)
Secularismo.
Es la tendencia a borrar las diferencias entre lo sagrado y
lo profano pertenecientes al mundo. Para ello utiliza la invasión de lo mundano
dentro de las Comunidades religiosas, como el aseguramiento; dentro del templo,
como en algunas manifestaciones musicales; dentro de los estudios, con desventaja
para los directamente religiosos, dando por ejemplo ventajas en los seminarios
a la antropología sobre la teología...
El secularismo es el proceso inicial de desacralización para
hacer perder el gusto por lo espiritual y religioso en beneficio de lo mundano,
en el sentido que San Juan da en su Evangelio a la palabra mundo.
d)
Horizontalismo.
Es la tendencia a exagerar los valores humanos
o de relaciones entre las creaturas en detrimento o pérdida de los más altos
valores verticales, relacionados directamente con Dios. Por ejemplo, olvidar o
menospreciar la oración y mortificación en beneficio de las llamadas virtudes
activas, como la beneficencia.
El horizontalismo es la negación práctica del primer
mandamiento divino: "Amarás a Dios, con todo tu corazón..., este es el
primer mandamiento".
e)
Relativismo.
Es la tendencia a menospreciar el valor constante
de las verdades religiosas para darles un valor relativo de acuerdo a las
supuestas necesidades de los tiempos. El abuso relativista más peligroso es el
que se comete contra la Palabra de Dios escrita, a la cual se le arrebata su
norma eterna y sentido eterno de la Palabra de Dios.
f)
Historicismo.
Es la tendencia a afirmar que todo avanza y se
transforma y por tanto, también las verdades. Va acompañado del relativismo
y del evolucionismo.
El historicismo es el
sistema que hace un fetiche del tiempo: cronolatría.
Y otro fetiche de la expresión signos de los tiempos, que los progresistas
aplican a su manera, siendo una de las trampas más sutiles para arrastrar al
progresismo.
g)
Irenismo.
O pacifismo religioso, en su aplicación
progresista, es la tendencia a disminuir
o disimular la naturaleza de las verdades religiosas o las obligaciones
cristianas, en aras de una falsa paz, con los que no comparten nuestros puntos
de vista religiosos.
El falso irenismo
desemboca en el conformismo religioso,
con tendencia a la negación u ocultamiento
de la fe, para laborar por la paz.
h)
Filomarxismo.
Es la tendencia a la convivencia estable o
amigable y a la cooperación con él marxismo, no sólo en los terrenos de
promoción social, sino en él ideológico, con el cual la posición cristiana debe
ser irreductiblemente contraria.
El filomarxismo o
marxismo vergonzante es la punta de
penetración comunista en todos los centros católicos, en algunos de los cuales
ha logrado imponer su orientación marxista.
i)
Clericalismo político.
Es el hijo del horizontalismo
y del filomarxismo, que empuja al clero
a dejar obligaciones primarias, que son: oración y servició de la Palabra,
para en nombre de un falso humanismo lanzarlo a compromisos políticos y
temporales.
El clericalismo
político es la carcoma del clero
católico y uno de los peores enemigos de sus obligaciones sacerdotales y
religiosas.
j)
Seudoprofetismo.
Es la tendencia a creer que la salvación y
renovación de la Iglesia depende de los movimientos carismáticos, oponiendo
la Iglesia institucional a la carismática; los seglares al clero; el estudio a
la inspiración privada.
El profetismo carismático
y pentecostal es el enemigo mayor del
apostolado ordenado y organizado, pues vive al borde del libre examen y de
las normas y estructuras canónicas.
5. Causas del progresismo.
Oigamos a un Santo y
a un Papa, en función de enseñar, cuáles son las causas del progresismo. Ahora bien,
la primera característica del progresismo es el desprecia a la Tradición y al
Magisterio eclesiástico y ningún caso le van a hacer los progresistas a San Pío
X.
Pero existen algunos,
tal vez de buena fe, que han abrasado el progresismo y se horrorizarán al comprobar
en qué compañía andan. Dice San Pío X:
"Para un
conocimiento más profundo del modernismo, así como para buscar remedios a mal
tan grande, conviene ahora, Venerables Hermanos, escudriñar algún tanto las
causas de donde este mal recibe su origen y alimento.
"La causa
próxima e inmediata es, sin duda, la
perversión de la inteligencia. Se le añaden, como remotas, estas dos: la curiosidad y el orgullo. La curiosidad, si no se modera prudentemente, basta
por sí sola para explicar cualquier error.
"Pero mucho
mayor fuerza tienen para obcecar el ánimo e inducirlo al error, el orgullo que,
hallándose corno en su propia casa en la doctrina del modernismo, saca, de ella
toda clase de pábulo y se reviste de todas las formas. Por orgullo conciben de
sí tan atrevida confianza que vienen a tenerse y proponerse a sí mismos como
norma de todos los demás. Por orgullo se glorían vanísimamente, como si fueran
los únicos poseedores de la ciencia, y dicen, altaneros e infatuados: No somos
como los demás hombres; y para no ser comparados con los demás abrazan y sueñan
todo género de novedades, por muy absurdas que sean. Por orgullo desechan toda
sujeción y pretenden que las autoridades se acomoden a su libertad. Por
orgullo, olvidándose de sí mismos, discurren solamente acerca de la reforma de los
demás, sin tener reverencia alguna a los superiores ni aun a la potestad
suprema. En verdad, no hay camino más corto y expedito para el modernismo que
el orgullo.
"Si algún
católico, sea laico o sacerdote, olvidado del precepto de la vida cristiana, que
nos manda negarnos a nosotros mismos si queremos seguir a Cristo, no destierra
de su corazón el orgullo, ciertamente se hallará dispuesto, como el que más, a
abrazar los errores de los modernistas.
"Y si de las
causas morales pasamos a las que proceden de la inteligencia, se nos ofrece
primero y principalmente la ignorancia. En verdad que, todos los modernistas,
sin excepción, quieren ser y pasan por doctores en la Iglesia, y aunque con
palabras grandilocuentes subliman la filosofía moderna y desprecian la
escolástica, no abrazaron la primera deslumbrados por sus aparatos artificiosos,
sino porque su completa ignorancia de 'la segunda les privó del instrumento
necesario para suprimir la confusión en las ideas y para refutar los sofismas. Y
del consorcio de la falsa filosofía y la fe ha nacido el sistema de ellos,
inficionado por tantos y tan grandes errores" (Pascendí, 41-42).
6. Conclusiones.
Como ocurrió con el
modernismo, y advierte San Pío X en la condenación del mismo, una parte de sus
seguidores está en él, de buena fe, pensando salvar a la Iglesia, a través de
sus doctrinas. No se trata de monstruos, sino de gente, a veces, agradable en
el trato social y defensora ardiente de sus ideas pero que no ven, ni escuchan,
ni al mismo Papa.
La verdad es una, el
error múltiple. Por tanto, entre los progresistas debemos distinguir entre las
actitudes de buena fe y la actitud de los que tal vez están de buena fe pero
han llevado al progresismo hasta sus últimas consecuencias.
Al hablar del
progresismo debemos distinguir y admitir tanto en las personas, como en su
actuación, su parte positiva, su aportación parcial dentro del proceso de
renovación de la Iglesia, que es aquello que deslumbra y fascina, sobre todo a
los elementos jóvenes, ardientes, sinceros e idealistas a veces, como ya
advertía San Pío X, en la Encíclica Pascendí.
La gran tragedia del
progresismo es haber realizado la división religiosa del pueblo de Dios. Se
precisa leer y meditar el pasaje bíblico narrado en Reyes I, 12, 25-33, para
comparar y sopesar la labor de subversión ideológica realizada. Ciertas
catedrales recuerdan al santuario de Betel, rival del de Jerusalén. Ciertos
personajes hacen pensar en el hombre del destino trágico, en Jeroboam I, él
cual, dirigiéndose a la concurrencia del santuario y señalando el becerro fundido,
exclama: "He aquí al Dios que os liberó de Egipto...".
¿Qué nombre tiene hoy aquel becerro fundido...?