MEDITACIÓN
XIII
(13 DE ENERO)
Sobre los sentimientos que debe tener un cristiano al llevar su cruz.
Punto 1°.- Un cristiano que considera los sufrimientos
con relación a Dios, debe sufrir con resignación. Dios es el soberano
dueño, y nada sucede en este mundo que no haya permitido u ordenado en los
consejos de su sabiduría: y así debemos someternos humildemente a su Santa
voluntad, pues ella se ejecutará a pesar nuestro y nos arrastrará si rehusamos
seguirle: Non est concillium contra
Dominum; dice el Sabio. No hay fuerza, ni prudencia, ni consejo que pueda
prevalecer contra el Señor: nuestras miras son demasiado cortas y nuestras
medidas demasiado estrechas para detener la corriente de sus designios eternos.
¿Qué nos resta pues sino bajar la cabeza y doblar las rodillas bajo su mano
Omnipotente?, repitiendo estas palabras memorables del más desgraciado y el más
paciente de todos los hombres: El Señor
me lo dio, el Señor me lo quitó, como lo quiso así, lo hizo: bendito sea su
santo nombre.
Punto2°.- Un cristiano que considera los sufrimientos
con relación a sí mismo debe padecer con alegría: 1° porque sus
sufrimientos le hacen semejante a Jesucristo y esta semejanza es la señal de la
salvación y la marca del predestinado, 2°, porque aumentan el tesoro de sus
méritos, y que un momento de una ligera
tribulación obra en nosotros un peso inmenso de gloria. Esto es lo que
hacía decir al Apóstol San Pablo: Yo me
gozo en mis aflicciones, y estoy rebosando de alegría en medio de las
tribulaciones que me abruman; y a San Andrés a la vista del instrumento de
sus dolores: ¡o bona crux! ¡oh feliz
y preciosa cruz! Y a santa Teresa: Padecer
o morir. Y a otra alma; No me hagáis
morir, Señor, a fin de que tenga más tiempo de padecer.
AFECTOS Y
SUPLICAS
Que yo me
aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la
fe y a merecer la salvación.
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