MEDITACIÓN
XVI
(16 DE ENERO)
Sobre la ambición.
Punto 1°.- La ambición hace de los hombres artificiosos
e hipócritas: quieren elevarse a cualquier precio que sea, y se toman el
exterior de todas las virtudes que no tienen para llegar a los honores y a las
dignidades que desean. Todo es falso en
los discursos y en los pasos de un ambicioso: afecta un gran desinterés, aunque
esté poseído del espíritu de interés, una modestia que llega hasta la humildad,
aunque esté lleno del espíritu de orgullo; un respeto sincero por la religión,
aunque este siempre pronto a abandonarla por hacer su fortuna; siendo un falso
amigo, un falso cristiano y un falso devoto, no tiene celo ni adhesión más que
por su propia grandeza. Esta pasión baja e interesada corrompe y destruye
toda verdad en el corazón, y no deja subsistir en él la menor huella ni la más
pequeña chispa de la verdadera virtud.
Punto 2°.- La ambición hace a los hombres crueles e inhumanos. Todo lo sacrifica y nada perdona por
satisfacerse. ¡Cuántos ríos de sangre! ¡Qué torrentes de lágrimas no ha
hecho correr en el universo la ambición ávida e insaciable de los
conquistadores! ¡Cuántas animosidades! ¡Qué venganzas tan crueles! ¡Cuántas
intrigas y perfidias no produce todos los días entre los concurrentes que
trabajan mutuamente en suplantarse! ¡A qué excesos de injusticia y de crueldad
no se dejan llevar! ¡Oh Dios mío! ¿Qué es el hombre cuando os abandona para
admitir y para establecer en su corazón un ídolo a quien adora con preferencia
a Vos?
AFECTOS Y
SUPLICAS
Señor,
inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior
modesto una conversación edificante y una conducta regular.
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