viernes, 22 de enero de 2016

MEDITACIÓN XXIII (23 DE ENERO)

MEDITACIÓN XXIII
(23 DE ENERO) 
Sobre el discernimiento de los buenos y de los malos ejemplos



Punto 1°.- Un cristiano debe estar en guardia contra el contagio de los malos ejemplos. El mundo está lleno de malos ejemplos, y por todas partes no se encuentran sino pecadores que no tienen ningún escrúpulo de violar las leyes de Dios, hipócritas que se burlan de la religión, e impíos que procuran hacerla odiosa o despreciable. Gemid a la vista de esos desórdenes y temed el imitarlos: poneos bajo la protección del Dios de las virtudes, rogadle que os cubre con sus alas y que no permita que el comercio peligroso y continuo que estáis obligado a tener con los pecadores manche la pureza de vuestra alma. Implorad sin cesar el auxilio de su gracia para ellos y para vos; para ellos, a fin de que los toque y los convierta; para vos, a fin de que os preserve del contagio de los malos ejemplos

Punto 2°.- Un cristiano debe estar atento de aprovecharse de los buenos ejemplos. No se ha extinguido en Israel toda santidad y toda ley: encuéntranse aún en el mundo ejemplos de virtud, y cristianos fieles y piadosos, en pequeño número, es verdad, mas este pequeño número es el de los escogidos. Es necesario aprovecharse de sus ejemplos y decirse a sí mismo: ¿Non potero quod isti ed istae? ¿Por qué no he de vivir yo tan santamente como tales y cuales que están en el mismo estado que yo? Además, no hay cosa más fácil que hacer, el discernimiento de los buenos y de los malos ejemplos: tomad el Evangelio y comparad el ejemplo con la regla; si le está conforme debéis seguirlo y aprovecharos; pues por poco que se aparte de ella ya será un mal ejemplo.

AFECTOS Y SUPLICAS  

Toma mi Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Tí, Señor, lo torno; todo es tuyo; dispón de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me basta.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario