martes, 19 de enero de 2016

MEDITACIÓN XX (20 DE ENERO)

MEDITACIÓN XX
(20 DE ENERO)

Sobre el estado de perfección.



Punto 1°.- No todos los cristianos están obligados  a abrazar un estado de perfección. Este estado consiste en retirarse del mundo, dejar sus bienes y obligarse por unas promesas particulares a la práctica de los consejos evangélicos; este es el estado de los perfectos; más Jesucristo no nos obliga a abrazarle. Si quieres ser prefecto -decía a aquel joven que le suplicaba le enseñase el camino de la salvación-, vende tus bienes, dalos a los pobres y sígueme. Si quieres, Si vais. Luego, le dejaba en libertad de quererlo o de abstenerse; no era un precepto que le daba, era un consejo cuya práctica dejaba a su elección. Sucede a veces, que el disgusto del mundo junto con un gran deseo de nuestra salvación nos llevaría a dejarle para siempre; mas esta es una ilusión sobre todo para el que está atado al mundo con lazos indisolubles. Santificaos en vuestro estado, esto es lo que Dios pide de vos, y este es el verdadero medio de agradarle y de merecer el cielo.

Punto2°.- Todo cristiano está obligado a aspirar a la perfección de su estado. Dice el Salvador: Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto: esta palabra no puede ser entendida sino de la perfección propia de cada estado, puesto que Jesucristo no pretendía por sus preceptos desarreglar el orden de la sociedad. Así pues, debéis aspirar a la perfección propia de vuestro estado; esto es en lo que debéis trabajar sin interrupción y sin descanso todos los días de vuestra vida.

AFECTOS Y SUPLICAS

Divino corazón de Jesús, haced de mi vida ofrenda eterna de amor; os entrego mis deberes, mis ocupaciones, purificadlos con vuestra celestial presencia y que todo lo que haga sea de vuestro agrado. 


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