MEDITACIÓN
VI
(6 DE ENERO)
Sobre los escrúpulos.
Punto 1°.- Hay escrúpulos razonables que se deben tener.
Tened escrúpulo de violar las leyes de
Dios y de su Iglesia; de apoyar o
autorizar el desprecio de la religión y de las verdades de la fe; de combatir
por vuestros discursos o vuestras acciones, las máximas del Evangelio. Este
escrúpulo es justo y legítimo, es razonable y bien fundado; escuchad entonces
la voz de vuestra conciencia porque es la voz de Dios.
Punto 2°.- Hay escrúpulos perniciosos que se deben
evitar. Si el escrúpulo razonable es una virtud, el escrúpulo llevado a exceso llega a ser una falta muy considerable y
perniciosa; se inquieta uno y se
atormenta; se juzga a sí mismo con
demasiado rigor, y se hace un crimen y un monstruo de todo. Pónese en el
mismo lugar lo principal y lo accesorio, lo esencial y las bagatelas. Roguemos
al Señor que nos ilustre sobre la regla y sobre la extensión de nuestros
deberes; no le sirvamos como los judíos groseros y carnales, con un espíritu de espanto y de servidumbre,
sino lleguémonos a Él con la misma confianza que tienen los hijos con su padre
de quien son tiernamente amados. Que la
paz y el gozo del Espíritu Santo estén siempre en nuestros corazones; pues todo
lo que no nos trae sino turbación y desaliento viene del espíritu de las
tinieblas.
AFECTOS Y
SUPLICAS
Yo os
suplico Señor que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi
cuerpo y santifiquéis mi alma.
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