lunes, 18 de julio de 2016

MEDITACIÓN CCI (19 DE JULIO)



MEDITACIÓN CCI
(19 DE JULIO)

Del sacrificio que se hace a Dios por la limosna.




Punto 1°.- La escritura no da solamente el nombre de sacrificio a la oblación de las víctimas que se inmolaban en el templo de Jerusalén; sino todo lo que se ofrece a Dios, todo lo que se hace por obedecerle y agradarle, se llama sacrificio. Da este nombre a la oración, por la cual aplicamos nuestro espíritu a Dios; lo da al ayuno y a la abstinencia, por los cuales mortificamos la carne para aplacar la cólera de Dios; lo da en fin, a la limosna, por la cual sacrificamos a Dios una parte de los bienes que hemos recibido de su mano para emplearlos en el socorro de los pobres.

Punto 2°.- De todos estos sacrificios, el de la limosna es el más agradable a Dios. ¿Qué tengo yo que hacer de vuestras víctimas y de vuestras oraciones? Decía a su pueblo por el profeta Isaías. Lo que quiero es que aliviéis al indulgente y que socorráis al huérfano: ¿De qué os sirve el afligir vuestro cuerpo con el ayuno? El ayuno que me agrada, es que participéis vuestro pan con el pobre, y que respetéis en él vuestra propia carne; en una palabra, quiero la misericordia más bien que el sacrificio: Misericordiam volo et non sacrificium, y si no sois misericordioso y caritativo, todo lo que me ofrecéis y todo lo que hacéis por mí, no es de ningún valor a mis ojos.  



Oración Universal

Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).

Dios mío, yo creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi arrepentimiento. 

Yo os adoro como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano defensor. 

Dios mío, dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro poder

Yo os consagro mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino por Vos. 

Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis. 

Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma. 

Dios mío, ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las virtudes que me convienen. 

Llenad mi corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo. 

Que yo procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos. 

Venid a mi socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la tibieza con la devoción.  

Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad. 

No permitáis que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis resoluciones. 

Señor, inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior modesto una conversación edificante y una conducta regular. 

Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación

Dios mío, descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo, la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad

Haced que me prepare para la muerte, que tema vuestro juicio, que evite el infierno y que obtenga en fin la bienaventuranza por Jesucristo Nuestro Señor.

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