viernes, 23 de diciembre de 2016

MEDITACIÓN CCCLIX (24 DE DICIEMBRE)



MEDITACIÓN CCCLIX
(24 DE DICIEMBRE) 

De la resistencia a las verdades de la fe.




Punto 1°.- Esta resistencia viene más bien del corazón que del espíritu. No se rechazan las verdades de la fe, no se admiten voluntariamente las dudas que la debilitan y las dificultades que la combaten, sino porque las pasiones y los intereses del corazón se oponen a la sumisión del espíritu. Los razonamientos que atacan la religión, no fueron nunca los frutos de las especulaciones de un hombre casto y virtuoso. El impío ha dicho en su corazón: no hay Dios. Esta horrible blasfemia no viene de su espíritu; su razón era demasiado ilustrada para producirla: no ha salido pues, sino de su corazón cuyas pasiones han cegado su espíritu. Quitad las pasiones del corazón y ya no os costará trabajo someter el espíritu.

Punto 2°.- Medios de vencer esta resistencia. El primero es corregir los vicios del corazón. La obra de la fe comienza por el espíritu, y se acaba por el corazón que la hace entera y perfecta. No basta creer las verdades que nos propone, sino que es necesario amarlas; y cuando se les ama, queda firme y asegurada. El segundo es pedir a Dios la gracia de la fe; solamente Dios es el que puede dárosla: pedidla con humildad, con instancia y con fervor: Señor, aumentad mi fe, yo creo Señor, pero queda todavía en mi alma un fondo de incredulidad, ayúdame a destruirla.   



Oración Universal 
Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).

Dios mío, yo creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi arrepentimiento. 

Yo os adoro como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano defensor. 

Dios mío, dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro poder

Yo os consagro mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino por Vos. 

Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis. 

Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma. 

Dios mío, ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las virtudes que me convienen. 

Llenad mi corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo. 

Que yo procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos. 

Venid a mi socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la tibieza con la devoción.  

Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad. 

No permitáis que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis resoluciones. 

Señor, inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior modesto una conversación edificante y una conducta regular. 

Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación

Dios mío, descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo, la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad.   

Haced que me prepare para la muerte, que tema vuestro juicio, que evite el infierno y que obtenga en fin la bienaventuranza por Jesucristo Nuestro Señor.

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