miércoles, 14 de diciembre de 2016

MEDITACIÓN CCCL (15 DE DICIEMBRE)



MEDITACIÓN CCCL
(15 DE DICIEMBRE)

Sobre la comunión.




Punto 1°.- Para prepararos a ella, meditad profundamente estas tres reflexiones de San Bernardo: 1°.- ¿Qué es lo que vais a recibir en la comunión? Es la carne adorable de un Dios hombre, es el Hijo del Altísimo, igual en todo a su Padre, que se da a nosotros en la plenitud de su divinidad. ¡Qué grandeza! ¡Qué majestad! Si attendas qui venit quanta majestas! 2°.- ¿A quién se da en la comunión? A unas viles criaturas que no han salido de la nada sino para caer en el abismo del pecado. ¡Qué felicidad para ellas! ¡Qué abatimiento para El! Si attendas ad quos venit, quanta dignatio! 3°.- ¿Qué es lo que le obliga a darse a nosotros en la comunión? El deseo de salvarnos, y de mantener en nosotros la vida de la gracia por este divino alimento: ¡qué exceso de misericordia y de amor! Sipropter quod venit, vide quanta sit latitudo caritatis!

Punto 2°.- Fruto de estas reflexiones. La primera os inspirará un deseo ardiente de preparar en vuestro corazón una mansión digna de Dios, y por consiguiente, de purificarlo de toda especie de afición al pecado; la segunda os inspirará una humildad profunda; la tercera, un amor tierno y un vivo agradecimiento para con un Dios que quiere ser el autor y el protector de vuestra salvación. Estas son otras tantas disposiciones necesarias para poneros en un estado de comulgar dignamente.   



Oración Universal 
Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).

Dios mío, yo creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi arrepentimiento. 

Yo os adoro como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano defensor. 

Dios mío, dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro poder

Yo os consagro mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino por Vos. 

Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis. 

Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma. 

Dios mío, ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las virtudes que me convienen. 

Llenad mi corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo. 

Que yo procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos. 

Venid a mi socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la tibieza con la devoción.  

Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad. 

No permitáis que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis resoluciones. 

Señor, inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior modesto una conversación edificante y una conducta regular. 

Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación

Dios mío, descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo, la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad.   

Haced que me prepare para la muerte, que tema vuestro juicio, que evite el infierno y que obtenga en fin la bienaventuranza por Jesucristo Nuestro Señor.

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