miércoles, 23 de noviembre de 2016

MEDITACIÓN CCCXXIX (24 DE NOVIEMBRE)

MEDITACIÓN CCCXXIX
(24 DE NOVIEMBRE)

Sobre el único necesario.   



Punto 1°.- Este único necesario, es la salvación eterna de nuestra alma, en cuya comparación todo lo demás no vale nada. La vida pasa, pero la eternidad permanece, el cuerpo se destruye, pero el alma subsiste eternamente. No debemos pues hacer, amar, ni desear nada, sino para nuestra salvación. Este es el punto único y capital en donde deben resumirse todos los pensamientos de nuestro espíritu y todos los afectos de nuestro corazón; porque la salvación es nuestro soberano bien, nuestro bien único y nuestro último fin. Hay sin duda otros mil bienes en el mundo que pueden en algún sentido parecernos necesarios; pero su necesidad esta siempre subordinada a la de nuestra salvación. Deben ponerse en el número de los males, por poco que nos alejen de nuestra salvación, y no podemos mirarlos como bienes, sino en cuanto sean a propósito para conducirnos a ella.   

Punto 2°.- Síguese de aquí: 1°. Que no hay aflicción tan cruel, ni pérdida tan sensible y tan dolorosa que no deba yo soportar con paciencia si no me causa ningún prejuicio con respecto a mi salvación; 2°. Que no hay ningún mal en el mundo que deba temer y aborrecer más, que el pecado que se opone a mi salvación; 3°. Que no hay tentación más fuerte y tan poderosa, que no deba yo vencer con ánimo, por ésta sola reflexión. ¿Va en ello mi salvación?    

Oración Universal 

Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).

Dios mío, yo creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi arrepentimiento. 

Yo os adoro como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano defensor. 

Dios mío, dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro poder

Yo os consagro mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino por Vos. 

Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis. 

Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma. 

Dios mío, ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las virtudes que me convienen. 

Llenad mi corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo. 

Que yo procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos. 

Venid a mi socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la tibieza con la devoción.  

Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad. 

No permitáis que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis resoluciones. 

Señor, inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior modesto una conversación edificante y una conducta regular. 

Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación

Dios mío, descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo, la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad

Haced que me prepare para la muerte, que tema vuestro juicio, que evite el infierno y que obtenga en fin la bienaventuranza por Jesucristo Nuestro Señor.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario