lunes, 27 de junio de 2016

MEDITACIÓN CLXXX (28 DE JUNIO)



MEDITACIÓN CLXXX
(28 DE JUNIO)

 Sobre el abuso de las riquezas.




Punto 1°.- Se abusa de las riquezas cuando se falta a los gastos necesarios. La virtud consiste en evitar todo exceso: y sólo se encuentra en ese medio justo y preciso, que se aleja a igual distancia de los dos extremos: In medio virtus "la virtud se halla en el centro". Puede pues, haber un exceso en la economía, lo mismo que en la profusión, y todo exceso es vicioso. Si cuidáis vuestros bienes hasta el extremo de rehusaros lo necesario, esto es dar en la avaricia ¿Y habrá un vicio más contrario a la razón y a la religión? 1°. A la razón: porque ¿De qué sirven las riquezas si no se hace ningún uso de ellas? 2°.- A la religión, que nos prescribe un desprendimiento entero y absoluto de los bienes de la tierra.

Punto 2°.- Se abusa de las riquezas cuando se hacen gastos superfluos. Este es otro exceso mucho más común, y tan pernicioso como el primero; y esto es dar en un lujo reprobado. Los mundanos creen ser los verdaderos propietarios de sus bienes, y no son sino los ecónomos y dispensadores de ellos. Imagínanse que les son permitidas todas las prodigalidades, cuando son bastantes ricos para sostenerlas; y aún creen poder con crecidos réditos mejorar sus negocios, sin grabar su conciencia; pero están en un error, puesto que la religión condena igualmente la avaricia y la prodigalidad excesiva.   



Oración Universal

Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).

Dios mío, yo creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi arrepentimiento. 

Yo os adoro como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano defensor. 

Dios mío, dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro poder

Yo os consagro mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino por Vos. 

Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis. 

Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma. 

Dios mío, ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las virtudes que me convienen. 

Llenad mi corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo. 

Que yo procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos. 

Venid a mi socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la tibieza con la devoción.  

Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad. 

No permitáis que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis resoluciones. 

Señor, inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior modesto una conversación edificante y una conducta regular. 

Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación

Dios mío, descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo, la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad

Haced que me prepare para la muerte, que tema vuestro juicio, que evite el infierno y que obtenga en fin la bienaventuranza por Jesucristo Nuestro Señor.

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