MEDITACIÓN CLXVIII
(16 DE JUNIO)
Sobre la diferencia de los deberes.
Punto 1°.- No todos parecen de
la misma importancia, y se abusa de esta diferencia. 1° cuando nos dedicamos a los deberes menos importantes, y descuidamos los
más esenciales. Este desorden es el que Jesucristo reprochaba sin cesar a
los escribas y fariseos. Vosotros
pagáis, les decía, con escrupulosa
exactitud, el diezmo de las yerbas más menudas, mientras que descuidáis lo que
hay de más importante en la ley; a saber, la justicia, la misericordia y la fe.
Observáis el sábado con una fidelidad que llega hasta la superstición, y no
teméis cometer injusticias el mismo día del sábado. ¡Cuántos falsos cristianos podrían reconocerse en este retrato! ¡Cuántos
vemos que sólo se dedican a las prácticas más menudas de la devoción, que
forman su caudal mientras que olvidan esos grandes deberes que la fe, la
justicia y la caridad nos imponen!
Punto 2°.- Cuando nos dedicamos
de tal manera a las prácticas esenciales, que creemos poder descuidad las
importantes. Notad que el Salvador del mundo no condena absolutamente la
regularidad de los escribas y de los fariseos en observar todas las tradiciones
de sus padres; ¿Y cómo había de imputarles a crimen, él que había dicho que
debía observarse toda la ley, sin omitir un solo punto? Yota unum aut unus ápex non praeteribit a lege donec omnia fiant (Mat 5:18 “Que con toda verdad os digo
que antes faltarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse perfectamente
cuanto contiene la ley, hasta una sola letra o ápice de ella”) ¿Pues qué es lo que hace? Aprueba lo que
practican, y les vitupera de lo que no practican; comparando dos clases de
deberes, de los cuales unos son más esenciales, y otros parecen menos
necesarios, les declara desde luego, que deben observarse los primeros, y en
seguida no omitir los otros. Haec
oportuit facere, et ista non omittere (Esto es lo que se debe hacer, sin dejar
de hacer lo otro).
Oración Universal
Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).
Dios mío, yo
creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os
amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi
arrepentimiento.
Yo os adoro
como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy
gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano
defensor.
Dios mío,
dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra
justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro
poder.
Yo os consagro
mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en
adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino
por Vos.
Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis.
Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma.
Dios mío,
ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones
venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las
virtudes que me convienen.
Llenad mi
corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de
celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo.
Que yo
procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con
mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos.
Venid a mi
socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la
mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la
tibieza con la devoción.
Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad.
No permitáis
que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en
mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis
resoluciones.
Señor,
inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior
modesto una conversación edificante y una conducta regular.
Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación.
Dios mío,
descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo,
la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad.
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