MEDITACIÓN
CCLXXXV
(11 DE OCTUBRE)
Del sacrificio de la Misa.
Punto 1°.- Este sacrificio es la imagen, la renovación, y la
continuación del sacrificio, y por consiguiente es el término y la consumación de
todos los sacrificios de la antigua ley. Había cuatro especies
diferentes de sacrificios: 1°. El holocausto que se ofrecía a Dios para rendir
homenaje a su soberana grandeza; 2°. El sacrificio de expiación que se le
ofrecía para aplacar su justicia. 3°. El sacrificio de impetración, que se le
ofrecía para solicitar su bondad. 4°. El sacrificio eucarístico, que se le
ofrecía para darle gracias por sus beneficios.
Así también, la Misa
es: 1°. Un holocausto que la iglesia ofrece a Dios, para rendir homenaje a su
grandeza; 2°. Un sacrificio de expiación, que le ofrece para aplacar su
justicia; 3°. Un sacrificio de impetración, que le ofrece para solicitar su
bondad. 4°. Un sacrificio eucarístico o de acción de gracias, que le ofrece
para darle gracias por sus beneficios.
Punto 2°.- Las disposiciones
con que debemos estar para oír la misa con fruto, corresponden al objeto de
estos diferentes sacrificios. 1°. El
holocausto pide un espíritu de humildad; 2°. El sacrificio de expiación, un
espíritu de penitencia y compunción; 3°. El sacrificio de impetración, un
espíritu de fervor y de sumisión; 4°. El sacrificio eucarístico, un espíritu de
reconocimiento y de amor. Todo el que sepa considerar con una fe viva el
sacrificio de la misa bajo estos diferentes aspectos, no será tentado de
quejarse de su duración.
Oración Universal
Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).
Dios mío, yo
creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os
amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi
arrepentimiento.
Yo os adoro
como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy
gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano
defensor.
Dios mío,
dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra
justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro
poder.
Yo os consagro
mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en
adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino
por Vos.
Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis.
Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma.
Dios mío,
ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones
venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las
virtudes que me convienen.
Llenad mi
corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de
celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo.
Que yo
procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con
mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos.
Venid a mi
socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la
mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la
tibieza con la devoción.
Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad.
No permitáis
que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en
mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis
resoluciones.
Señor,
inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior
modesto una conversación edificante y una conducta regular.
Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación.
Dios mío,
descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo,
la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad.
Haced
que me prepare para la muerte, que tema vuestro juicio, que evite el
infierno y que obtenga en fin la bienaventuranza por Jesucristo Nuestro
Señor.
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