domingo, 30 de octubre de 2016

MEDITACIÓN CCCV (31 de Octubre)



MEDITACIÓN CCCV
(31 de Octubre)

Sobre la consagración del cristiano por el bautismo.  



Punto 1°.- El bautismo nos consagra: 1°. Como reyes, porque nos da derecho a uno de esos tronos que el Hijo de Dios nos ha preparado en el cielo; 2°. Como templos de Dios, porque nos hace capaces de recibir en nosotros al Hijo de Dios, por la comunión de su cuerpo y sangre; 3°. Como hijos de Dios, porque es la señal nuestra de adopción; 4°. Como miembros de Jesucristo, porque nos une al cuerpo místico de Jesucristo que es la Iglesia.   

Punto 2°.- Obligaciones que nos impone esta consagración. ¡Qué pureza de costumbres, qué fervor de caridad no estamos obligados a conservar para sostener unos títulos tan gloriosos! ¿Y no sería profanar, envilecer y deshonrar la consagración que nos ha santificado en el bautismo, el olvidar los nobles sentimientos que debe inspirarnos, para precipitarnos en los abismos de la iniquidad y en las bajezas infinitas del espíritu del mundo? Acordémonos que somos la nación santa, el pueblo escogido, los hermanos y coherederos de Jesucristo; y que habiendo sido dedicados y consagrados a Dios por el bautismo, no podemos ya violar otros compromisos sin cometer una especie de sacrilegio.  



Oración Universal

Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).

Dios mío, yo creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi arrepentimiento. 

Yo os adoro como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano defensor. 

Dios mío, dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro poder

Yo os consagro mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino por Vos. 

Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis. 

Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma. 

Dios mío, ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las virtudes que me convienen. 

Llenad mi corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo. 

Que yo procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos. 

Venid a mi socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la tibieza con la devoción.  

Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad. 

No permitáis que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis resoluciones. 

Señor, inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior modesto una conversación edificante y una conducta regular. 

Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación

Dios mío, descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo, la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad


Haced que me prepare para la muerte, que tema vuestro juicio, que evite el infierno y que obtenga en fin la bienaventuranza por Jesucristo Nuestro Señor.

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