martes, 20 de septiembre de 2016

MEDITACIÓN CCLXV (21 DE SEPTIEMBRE)



MEDITACIÓN CCLXV
(21 DE SEPTIEMBRE)

De la mentira.




Punto 1°.- La mentira ha sido introducida en el mundo por el demonio. La naturaleza había sido creada sencilla e ingenua; y la primera mentira que se cometió sobre la tierra, fue la que empleo este ángel de tinieblas para engañar a nuestros primeros padres, prometiéndoles unos bienes y unas ventajas que no tenía ni el deseo ni el poder de procurarles. Esta primera mentira ha sido la fuente y el origen de todas las demás; y si alguna cosa fuera capaz de hacernos tener horror a este vicio, sería sin duda el considerar quién fue su primer autor: la veríamos salir inmediatamente del demonio, a quien damos por esa razón el odioso título de padre de la mentira.   

Punto 2°.- Toda mentira está prohibida por la ley de Dios. Algunos piensan que esta prohibición está comprendida en la del falso testimonio, puesto que por la mentira damos testimonio contra nuestro propio pensamiento, diciendo lo que sabemos ser falso, con el designio de engañar a los que nos escuchan. Y a fin de que no se pretenda eludir la prohibición, distinguiendo la mentira del falso testimonio, el apóstol San Pablo exhortando a los fieles a despojarse del hombre viejo, es decir, del hombre de pecado, pone primeramente la mentira a la cabeza de las acciones que lo caracterizan: Comenzad pues, dice, por renunciar a la mentira, y decid siempre la verdad.    



Oración Universal

Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).

Dios mío, yo creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi arrepentimiento. 

Yo os adoro como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano defensor. 

Dios mío, dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro poder

Yo os consagro mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino por Vos. 

Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis. 

Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma. 

Dios mío, ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las virtudes que me convienen. 

Llenad mi corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo. 

Que yo procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos. 

Venid a mi socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la tibieza con la devoción.  

Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad. 

No permitáis que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis resoluciones. 

Señor, inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior modesto una conversación edificante y una conducta regular. 

Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación

Dios mío, descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo, la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad

Haced que me prepare para la muerte, que tema vuestro juicio, que evite el infierno y que obtenga en fin la bienaventuranza por Jesucristo Nuestro Señor

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