domingo, 18 de septiembre de 2016

MEDITACIÓN CCLXIII (19 DE SEPTIEMBRE)



MEDITACIÓN CCLXIII
(19 DE SEPTIEMBRE)

De los caracteres de la cólera apasionada.




Punto 1°.- Este es un vicio contrario a todas las leyes de la humanidad. El hombre ha nacido para ser guiado en todas sus acciones por las miras de una razón ilustrada; y la pasión de la ira la oscurece. El hombre ha nacido para la sociedad, y la ira es su suplicio. El hombre ha nacido para hacerse amar, y la pasión de la ira sólo sirve para hacerle aborrecer. El hombre ha nacido para hacer bien a sus semejantes, pues lazos mutuos nos unen a los unos con los otros; y la ira rompe estos dulces lazos, estos lazos necesarios. Esta pasión nos induce a hacer el mal o a desearlo; y muchas veces nos hace indignos y aun incapaces de recibir el bien. 

Punto 2°.- Este es un vicio que nos hace violar todas las reglas de la prudencia. Queréis haceros temer por los ruidos y los arrebatos de vuestra cólera, y os hacéis despreciar; luego queréis haceros amar, pero no lo podéis conseguir; el odio se ha anticipado, ya conocen vuestro carácter, y saben que a la primera ocasión os volveréis a entregar a los mismos arrebatos; ya no os agradecen vuestros beneficios, porque los vendéis demasiado caros: y esta pasión inquieta y turbulenta, hace a la verdad, a los que dependen de vosotros, más cuidadosos en ocultar sus faltas y más tímidos en descubrirlas, pero no los hace más reservados en cometerlas.  



Oración Universal

Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).

Dios mío, yo creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi arrepentimiento. 

Yo os adoro como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano defensor. 

Dios mío, dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro poder

Yo os consagro mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino por Vos. 

Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis. 

Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma. 

Dios mío, ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las virtudes que me convienen. 

Llenad mi corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo. 

Que yo procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos. 

Venid a mi socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la tibieza con la devoción.  

Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad. 

No permitáis que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis resoluciones. 

Señor, inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior modesto una conversación edificante y una conducta regular. 

Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación

Dios mío, descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo, la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad

Haced que me prepare para la muerte, que tema vuestro juicio, que evite el infierno y que obtenga en fin la bienaventuranza por Jesucristo Nuestro Señor.

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