viernes, 16 de septiembre de 2016

MEDITACIÓN CCLXI (17 DE SEPTIEMBRE)



MEDITACIÓN CCLXI
(17 DE SEPTIEMBRE) 

Sobre la cólera.




Punto 1°.- Que vuestra ira sea sin pecado, dice el Apóstol. Hay pues una ira justa y permitida, y otra injusta y desarreglada; la una difiere esencialmente de la otra, 1° en su principio; 2° en sus efectos; 3° en su duración. El principio de la ira de celo, es 1°. Un deseo justo y sincero de destruir el pecado; 2°. Sus efectos son los medios prontos, legítimos y eficaces de detener su corriente; 3°. Su duración es corta, porque siendo un movimiento extraordinario, el justo teme siempre que no degenere en pasión, y no pierde nunca de vista el precepto del Apóstol: Que el sol no se ponga sobre vuestra ira.   

Punto 2°.- El principio de la ira desarreglada, es el orgullo, la vanidad, el amor propio, la acritud y la impaciencia: 2°. Sus efectos son, la dureza, los arrebatos, las violencias, los juramentos, las injurias, las imprecaciones y las blasfemias; 3°. Es obstinada en su duración; no cesa sino cuando las pasiones que la han hecho nacer, son enteramente satisfechas. Los antiguos llamaban a esta ira desarreglada e impetuosa, una locura pasajera. Se huye de un hombre sujeto a este vicio, como de una bestia feroz, cuya aproximación, se teme, aun cuando parezca que esta domesticada y tranquila.  



Oración Universal

Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).

Dios mío, yo creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi arrepentimiento. 

Yo os adoro como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano defensor. 

Dios mío, dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro poder

Yo os consagro mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino por Vos. 

Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis. 

Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma. 

Dios mío, ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las virtudes que me convienen. 

Llenad mi corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo. 

Que yo procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos. 

Venid a mi socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la tibieza con la devoción.  

Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad. 

No permitáis que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis resoluciones. 

Señor, inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior modesto una conversación edificante y una conducta regular. 

Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación

Dios mío, descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo, la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad

Haced que me prepare para la muerte, que tema vuestro juicio, que evite el infierno y que obtenga en fin la bienaventuranza por Jesucristo Nuestro Señor.

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