martes, 19 de abril de 2016

MEDITACIÓN CXI (20 DE ABRIL)

MEDITACIÓN CXI
(20 DE ABRIL)

De la obligación que tenemos de llevar una vida penitente y mortificada.



Punto 1°.- Debemos llevar una vida penitente, como cristianos, según esta máxima: Tota vita cristiani perpetua debet ese poenitentia: Toda la vida de un cristiano debe ser una penitencia continua. Notad: 1° que no se dice algunas acciones particulares de la vida, sino la vida misma; 2° que no se dice algunos años, algunos días o algunos instantes, sino toda la vida, tota vita; 3° que no se dice la vida de un solitario retirado en el desierto, sino la de un cristiano, y de todo cristiano de cualquier estado que sea, tota vita cristiani; porque todo cristiano es miembro y discípulo de Jesucristo, y no puede esperar salvarse, sino en cuanto haya conformado su vida y su conducta a la de Jesucristo, su maestro, su salvador, su cabeza y su modelo.


Punto 2°.- Debemos llevarla como pecadores, puesto que delante de Dios somos unos criminales obligados a satisfacer a su justicia por la expiación de nuestros pecados, y a prevenir con la penitencia los terribles castigos con que nos amenaza. ¿Y cómo sería posible juntar la penitencia con las expansiones de la alegría, la satisfacción de sus deseos y la embriaguez de la voluptuosidad? Un pecador penitente proporciona a su estado y a sus fuerzas la mortificación exterior de sus sentidos: sabe que Jesucristo no ha llevado una vida tan austera como la de Juan Bautista; pero no pone límites a la mortificación interior de sus pasiones; y por esto principalmente se esfuerza en alcanzar en cuanto le es posible a la perfección de su divino modelo.  
Oración Universal

Para servir de preparación a la lectura de esta obra (rezar diario al término de cada meditación).

Dios mío, yo creo en vos, fortificad mi fe; espero en vos, asegurad mi esperanza; os amo, redoblad mi amor; me arrepiento de haber pecado, aumentad mi arrepentimiento. 

Yo os adoro como a mi primer principio, os deseo como a mi último fin, os doy gracias, como a mi perpetuo bienhechor, y os invoco como a mi soberano defensor. 

Dios mío, dignaos arreglarme por vuestra sabiduría, sostenerme por vuestra justicia, consolarme por vuestra misericordia y protegerme por vuestro poder

Yo os consagro mis pensamientos, mis palabras y mis acciones, a fin de que de ahora en adelante no piense sino en Vos, no hable sino de Vos y no sufra sino por Vos. 

Señor yo quiero lo que vos queréis, porque vos lo queréis, como vos lo queréis y por el tiempo que vos lo queréis. 

Yo os suplico que ilustréis mi entendimiento, inflaméis mi voluntad, purifiquéis mi cuerpo y santifiquéis mi alma. 

Dios mío, ayudadme a expiar mis pecados pasados, a vencer las tentaciones venideras, a corregir las pasiones que me dominan y a practicar las virtudes que me convienen. 

Llenad mi corazón de ternura por vuestras bondades, de aversión por mis culpas, de celo para con mi prójimo y de desprecio por el mundo. 

Que yo procure, ¡Oh Señor! Ser sumiso para con mis superiores, caritativo con mis inferiores, fiel con mis amigos e indulgente con mis enemigos. 

Venid a mi socorro ¡oh Dios mío! para poder vencer la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la limosna, la ira con la dulzura, y la tibieza con la devoción.  

Dios mío, hacedme prudente en las empresas, animoso en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad. 

No permitáis que olvide nunca el juntar la atención en mis oraciones, la templanza en mis comidas, la exactitud en mis empleos y la constancia en mis resoluciones. 

Señor, inspiradme el cuidado de tener siempre una conciencia recta, un exterior modesto una conversación edificante y una conducta regular. 

Que yo me aplique sin cesar a dominar la naturaleza, a secundar la gracia, a guardar la fe y a merecer la salvación

Dios mío, descubridme cuanta es la pequeñez de la tierra, la grandeza del cielo, la brevedad del tiempo y lo largo de la eternidad

Haced que me prepare para la muerte, que tema vuestro juicio, que evite el infierno y que obtenga en fin la bienaventuranza por Jesucristo Nuestro Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario