martes, 4 de septiembre de 2012

LA REVOLUCIÓN (4)

Por Mons de Segur

IV. QUIEN ES EL VERDADERO PADRE DE LA REVOLUCIÓN Y CÓMO NACIÓ ÉSTA 

Hay en la Revolución un misterio, un misterio de iniquidad, que los mismos revolucionarios no pueden comprender, porque solo la fe puede explicarlo, y a ellos les falta la fe. 

Para comprender la Revolución es preciso remontarse hasta el padre de toda rebeldía, hasta aquel que el primero se atrevió a decir, y tiene la osadía de repetir hasta la consumación de los siglos a su Dios y Señor: Non serviam: Yo no obedeceré. 

Sí; Satanás es el padre de la Revolución. Esta es obra suya, comenzada en el cielo, y que viene perpetuándose entre los hombres de edad en edad. El pecado original, por el cual nuestro padre Adán se rebelo contra Dios, introdujo en el mundo, no diré absolutamente la Revolución, pero si el espíritu de orgullo y de rebeldía, que son su principio: desde entonces el mal fue aumentando de cada día hasta la aparición del cristianismo, que lo combatió y obligó a retroceder. 

El renacimiento pagano, mas tarde Lutero y Calvino, y, en fin, Voltaire y Rousseau, han vuelto a enaltecer el poder maldito de Satanás, su padre, y este poder, favorecido por los excesos del cesarismo, este poder recibió en los principios de la Revolución francesa una especie de consagración, una constitución que no había tenido hasta entonces, y que hace decir con justicia que la Revolución nació en Francia en 1789.  

En 1793 decía el feroz Baboenf: “La Revolución de Francia no es más que la precursora de otra Revolución mucho más grande, mucho más solemne, y que será la última.”  

Esta Revolución suprema y universal es la REVOLUCIÓN.  

Por primera vez después de sus mil años ha tenido la osadía de tomar, a la faz del cielo y de la tierra, su verdadero y satánico nombre: La Revolución, que es como decir rebeldía completa y perpetúa.  

Ella tiene por lema, como el demonio la famosa palabra Non Serviam. Es satánica en su esencia, y aspirando a derribar todas las autoridades, tiene por fin postrero la destrucción total del reino de Jesucristo en la tierra. La Revolución, no hay que olvidarlo, la Revolución es ante todo un misterio del orden religioso, es el ANTICRISTIANISMO.   

Así lo hace constar en su Encíclica de 8 de Diciembre de 1849 el Soberano Pontífice Pio IX: “La Revolución, dice, es inspirada por el mismo Satanás. Su objeto es destruir completamente el cristianismo, y reconstruir, sobre sus ruinas, el orden social del paganismo.” Amonestación solemne, confirmada al pié de la letra por la Revolución misma. “Nuestro objeto final, dice la instrucción secreta de la Venta Suprema, nuestro objeto final es el mismo de Voltaire y de la Revolución francesa: Aniquilamiento y destrucción completo del catolicismo, y hasta de la idea cristiana."  

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