sábado, 10 de agosto de 2013

LA REVOLUCIÓN (18)

Por Mons de Segur

XVIII. LA IGUALDAD

Una palabra solamente diré sobre esta cuestión, para distinguir lo verdadero de lo falso. Como para la libertad, distinguimos para la igualdad tres clases: la una buena, la otra que parece buena, y no lo es, la tercera, que ni lo es, ni lo parece

1.° La igualdad cristiana, que es la sola absolutamente verdadera y absolutamente posible, y que por esta razón es la sola admitida y practicada por la Iglesia, que ha enseñado siempre que todos los hombres son hermanos, que no hay mas que una misma moral, una misma religión, un mismo juicio, un mismo Dios para pobres y para ricos, para soberanos y para vasallos, para pequeños y para grandes. Nuestras Iglesias son los únicos verdaderos templos de la igualdad entre los hombres, y nuestros Sacramentos, sobre todo el de la Santa Eucaristía, los símbolos instituidos divinamente para recordarnos a todos esta igualdad fraternal y eterna.

La igualdad liberal de 1789, que domina en nuestras leyes modernas, que es una mezcla de ideas verdaderas y falsas como los principios proclamados entonces; esta igualdad, admisible en muchos puntos, por ejemplo, en la repartición de impuestos, en el goce de los derechos civiles, etc., esta igualdad es contraria a la ley de Dios en otros puntos, por ejemplo en lo que toca a inmunidades eclesiásticas. Por otra parte, es muchas veces imposible en la práctica, aun cuando exista teóricamente en las leyes. ¿Cuál es el país donde los grandes dignatarios, los altos funcionarios, los personajes influyentes, no tienen muchos privilegios de hecho, que destruyen la igualdad civil y política, y que ninguna ley podrá jamás abolir? 

La igualdad revolucionaria, la igualdad de 93 y de la guillotina, la igualdad salvaje de Proudhon, es decir el nivelamiento absoluto de todas las condiciones, el socialismo, el comunismo, la anarquía.
Estas distinciones, puramente de sentido común, bastan para resolver muchas discusiones en las que todos los hombres honrados están acordes en el fondo, y sobre las que, como en las anteriores, solo se disputa por falta de entenderse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario